miércoles, 26 de abril de 2017

EN OLITE SE MUERE ANTES

Plaza del Ayuntamiento en el chupinazo de Fiestas
La esperanza de vida de los habitantes de Olite/Erriberri es algo menos que la media navarra. Los hombres olitenses fallecen a los 80 años, mientras que en el resto de la comunidad lo hacen a los 81,2. En cuanto a las mujeres, mucho más longevas, las vecinas de la localidad mueren con una edad media de 85,6 años frente a los 86,9 de las navarras en general.
            Los datos pertenecen al Observatorio de Salud Comunitaria de Navarra y fueron avanzados por el consejero Fernando Domínguez en el Parlamento, donde también destacó la preocupación de su departamento por la obesidad infantil. En Olite tampoco los datos son buenos. Con un 4,8% de niños menores de 5 años gordos, la cifra supera la barrera del 3% fijada por la Organización Mundial de la Salud.
            El estudio revela que, en general, los navarros ocupan lugares de cabecera en esperanza de vida dentro de las 300 regiones europeas analizadas (las mujeres son las segundas y los hombres los sextos). Advierte, además, que las desigualdades entre zonas, también en Navarra, tienen que ver con el nivel de renta y educativo de las personas. La mortalidad es mayor en los que tienen menos estudios y llama la atención que la obesidad infantil crece en niños con padres con ingresos inferiores a 18.000 € anuales.

UN BROCHE DE ORO PARA LA CABEZA DE LA MERINDAD

La exposición “20 villas y 27 lugares, 610 años de la Merindad de Olite” que se cierra este domingo destaca en uno de sus espacios las palabras del desparecido estudioso José Mª Jimeno Jurío, también merindano de Artajona, que ve en sus escritos como la fundación de la nueva Merindad fue el “broche de oro” que hizo de Olite el centro de una pujante corte a la que acudían a resolver sus asuntos los protagonistas más destacados de la política y la economía del reino.   
             “Las Cortes Generales traen casi todos los años a las viejas rúas olitenses la presencia responsable de lo más granado de la clerecía y de la nobleza: obispos y abades, mariscales, alféreces y ricoshombres, representantes y diputados de las Buenas Villas, de las universidades. Todo Olite es una corte, y es un constante fluir de extranjeros que pasan por Navarra, de romeros compostelanos, de malandrines aventureros, de juglares. Solamente faltaba un broche de oro a la villa realenga, y fue Carlos III quien pudo ponérselo. El 18 de abril de 1407 hizo de Olite cabeza de una nueva merindad ...”, destaca el investigador en el panel que lo recuerda en la muestra que ha permanecido prácticamente un mes en la Casa de Cultura.