martes, 4 de febrero de 2020

ANTIGUAS ERMITAS DE OLITE, DE SANTA ÁGEDA A SAN BLAS

Mapa de las ermitas  olitenses
El extenso término municipal de Olite estuvo plagado de una decena de ermitas, que aparecen en el plano adjunto, de las que solo se mantiene en pie la conocida de Santa Brígida. El mes de febrero era, precisamente, uno de los más activos en peregrinaciones a estos pequeños templos dedicados, por ejemplo, a Santa Águeda o San Blas.
            En la carretera que va de Olite a Peralta, a unos cuatro kilómetros y en dirección al Monte Encinar, estaba la ermita de Santa Águeda, tan popular por los coros que se cantan todos los 4 de febrero en víspera de su celebración. El templo hoy desaparecido, escribe Alejandro Díez en “Olite, historia de un reino”, se levantaba junto al lugar conocido como “la cadena”. “Tenía hermosos sillares” y sus piedras se reutilizaron en el s. XIX para construir un caserío que mantenía en la puerta dos capiteles originales y que fueron retirados en el s. XX, según denunció Díaz en su libro.
Santa Brígida desde el aire
            La ermita de San Blas, que también se celebra el 3 de febrero, estaba mucho más cerca del núcleo del municipio y en la margen izquierda del Zidacos. Edificada encima de un poblado romano, los vecinos acudían en rogativa en fechas determinadas.
            La más conocida de todas y única que se han mantenido, Santa Brígida, celebraba cada 1 de febrero la festividad de abadesa copatrona de Irlanda junto a San Patricio. Sustentada desde la Edad Media por el Ayuntamiento, ese día el Alcalde y varios concejales acudían a la misa que oficiaba un cura de la iglesia de San Pedro y que incluía un banquete para 13 pobres, a los que obsequiaban con pan, vino, carne o pescado.
Monte Encinar y, al fondo, la Sierra de Ujué
            San Miguel del Monte, ubicada en la venta que lleva su nombre en la carretera de Peralta, databa al menos del s. XIII y su cuidado, como Santa Brígida, corría a cargo del Ayuntamiento. Tenía un ermitaño, que en 1695 era Jerónimo Armendáriz. Fue derribada en 1713 para evitar que se refugiaran voluntarios carlistas.
            San Lázaro, quizá el templo más antiguo, estaba a medio kilómetro en dirección a Beire. Una calle recuerda hoy la zona. Posiblemente fue un templo donde los sospechosos de portar la peste pasaban aislados la cuarentena y albergaba el venerado Cristo de la Buena Muerte, ahora en la iglesia de Santa María.
            San Cebrián aparece en los libros antiguos enclavada detrás de la iglesia de San Pedro, posiblemente donde trascurre la vía del tren en el actual barrio de la Feria y de ella no queda resto. San José, más moderna, tenía un pozo de agua muy popular. San Miguel, a la entrada desde Tafalla y donde en la Edad Media se ubicaba un antiguo barrio, mantuvo hasta el siglo pasado un “banquico” de piedra donde tomaban el sol los vecinos mayores.